Tormenta de espadas de George R.R. Martin
—Un soplo de viento del este, tan suave y fragrante como los dedos de Cercei, le revolvió el cabello enmarañado. Oía el canto de los pájaros y veía el río que fluía bajo la nave, mientras el impulso de los remos los llevaba hacia la pálida aurora rosada. Después de tanto tiempo en la oscuridad, el mundo era tan hermoso que Jaime Lannister se sintió mareado.
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