Choque de reyes de George R.R. Martin
—Yo no soy Viserys. —No —reconoció él—. En vos hay más Rhaegar, pero hasta Rhaegar podía morir. Robert lo demostró en el Tridente, y no le hizo falta más que un martillo de guerra. Hasta los dragones mueren. —Hasta los dragones mueren —se puso de puntillas para depositar un ligero beso en la mejilla sin afeitar del caballero—. Pero también los asesinos de dragones. |