Mientras te esperaba de Gema Samaro
(…) Pero reconocía que era una chica bonita, todo corazón que, aunque fuera pelirroja de bote y dulce como un membrillo de marca blanca repleto de conservantes, tenía algo que le atraía de una forma poderosa. Y no solo era su boca, que también, era ese encanto especial que hacía que no pudiera dejar de mirarla…
|