Lulu en la jaula de Francisco Javier Expósito Lorenzo
Aprendió la soledad del corredor que huye de su pasado, la soledad de aquel que es perseguido por la carencia, la soledad del que no ve en el espejo belleza al contemplar su propio rostro. Y, no obstante, si le dieras una oportunidad, si lo miraras con detenimiento verías en su pupila un brillo al que merece la pena rendirse, una puerta abierta a su corazón, una mano que se abre para llevarte a la profundidad de su alma.
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