La segunda lengua materna de Flor Canosa
Cuando lograron captar nuestra atención, volvernos yonkis tecnológicos; cuando determinaron nuestros amaneceres relegando los relojes; cuando se quedaron con el músculo de la memoria, porque ya no era necesario recordar ningún dato de un contacto, ni su número ni su cumpleaños; cuando nos relevaron de la tarea de recordar a los actores de las películas o hechos históricos y se convirtieron en niñeras, en maestros, celestinas, palcos de militancia, brújulas y espejos, nos dimos cuenta de que debíamos adaptarnos o morir.
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