Mi vida de rubia de Flor Aguilera
Empecé a preocuparme por las clases y por volver a leer las cosas que me interesaban. Entendí que siempre había sido bonita, pero ahora veía algo mucho más atractivo en mí que era la humildad de saberme igual de vulnerable y real e incluso a veces mucho más tonta y crédula que la mayoría de las chavas. Había echado todo a perder por un deseo simple de ser aceptada y querida fingiendo ser alguien más. Eso me había hecho reflexionar. Me sentía como si perteneciera por fin al mundo real.
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