Mi vida de rubia de Flor Aguilera
(…) y yo empecé a ser amable con todos, no porque necesitara su amistad –había comprobado que no me daba pena sentarme sola en el patio con un libro–, sino porque realmente lo sentía.
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Mi vida de rubia de Flor Aguilera
(…) y yo empecé a ser amable con todos, no porque necesitara su amistad –había comprobado que no me daba pena sentarme sola en el patio con un libro–, sino porque realmente lo sentía.
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