Los diez escalones de Fernando J. Múñez
Ni la Iglesia ni sus doctos son Dios y, por lo tanto, tampoco poseen su infalibilidad. Si los doctos dicen tales cosas, habrá que estudiar lo que dicen, cómo lo dicen y por qué lo dicen. La Iglesia está hecha de seres mortales e imperfectos (...) y muchas veces defienden cosas por negarse a ver otras posteriores. No se puede juzgar una cuestión sin saber lo que es.
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