Tempestades de acero de Ernst Jünger
A las diez de la noche trajo un enlace la orden de que saliéramos hacia la primera línea. Cuando un animal del desierto es arrojado violentamente de su cubil, o un marinero siente hundirse bajo sus pies la tabla salvadora, seguramente experimentan sensaciones parecidas a las que tuvimos nosotros al vernos obligados a separarnos de la segura y tibia galería para salir a la noche inhóspita.
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