Cumbres borrascosas de Emily Brönte
(…) él era manso como un cordero, si bien ello se debía a la costumbre de sufrir más que a una natural bondad.
|
Cumbres borrascosas de Emily Brönte
(…) él era manso como un cordero, si bien ello se debía a la costumbre de sufrir más que a una natural bondad.
|