Vamos a morir todos de Emily Austin
—Ese es el típico caso de síndrome de la impostora. Le dije que no estaba segura de que eso fuera un síndrome real. Y que a lo mejor todos éramos impostores. ¿Y si debajo de cada traje de abogado y cada delantal de ama de casa todo el mundo es un bebé que no sabe lo que está haciendo? Me pregunto si de verdad alguien se identifica con el adulto en el que se ha convertido. |