Seducción y traición de Elizabeth Hardwick
El éxtasis creativo no provenía del cielo, sino del infierno de la ira. Con todo, su arte es tan poderoso que una siente un entusiasmo inquietante mientras lee los versos lacerantes. Si algo podría haber salvado a Sylvia Plath habría sido que, en vida, hubiera tenido la suerte de conocer sus propios logros, su difícil y brillante éxito. |