La casa en París de Elizabeth Dorothea Cole Bowen
Tendida, con el pelo colgándole del sofá, como si fuera alguien en un nuevo elemento, parecía una niña a la que hace levitar un prestidigator y, aunque rígida en el aire y profundamente dormida, se mantiene alerta. Pero ahora despierta, su comportamiento revelaba un aire de clarividencia y sensatez, como el de la Alicia en el País de las Maravillas...
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