El fragor del día de Elizabeth Bowen
Podía ver, aunque no podía sentirlo, lo cruel que era la guerra con un mundo en el que hasta entonces él no había arriesgado nada; con el cual, siempre protegido, nunca se había comprometido.
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El fragor del día de Elizabeth Bowen
Podía ver, aunque no podía sentirlo, lo cruel que era la guerra con un mundo en el que hasta entonces él no había arriesgado nada; con el cual, siempre protegido, nunca se había comprometido.
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