Si el agua nos lleva de Elena Peña Bilbao
Se encerró en el baño girando el pestillo y se miró al espejo. Al ver su rostro no pudo evitar pensar en qué momento se había convertido en una mujer tan mayor. Tenía ojeras y las arrugas ya habían empezado a aparecer en la comisura de sus labios. Se sentía como si tuviera cien años y apenas tenía cuarenta. Quizás la infelicidad contara doble al cabo del año, quizás sumaba cumpleaños cada mes.
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