Asesinato en la catedral de Edmund Crispin
No había paz en Tolnbridge, ni tampoco serenidad. Bajo el plácido y cotidiano ritual de la villa episcopal, unas fuerzas desconocidas ascendían lenta e inexorablemente hacia la superficie. El odio y el asesinato podían estar ocultos bajo la máscara habitual de cualquiera de aquellas personas.
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