Las mujeres Weyward de EMILIA HART
Bruja. La palabra se desliza de la boca como una serpiente, gotea de la lengua espesa y negra como el alquitrán. Mi madre y yo nunca nos consideramos brujas. Porque esta fue una palabra inventada por los hombres, una palabra que otorga poder a quienes la pronuncian, no a quienes describe. Una palabra que construye horcas y piras, convierte a las mujeres que respiran en cadáveres.
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