Breviario de podredumbre de E. M. Cioran
[...] Sea cual fuere la dirección en que te encamines, tus pasos se enlodarán, tus voces no clamarán más que los himnos del fango y sobre tu cabeza inclinada hacia el corazón, donde solo habita la piedad por ti mismo, pasará apenas el hálito de los bienaventurados, juguetes benditos de una ironía sin nombre, y tan poco culpable como tú mismo.
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