Juana en la frontera de Diego Slagter
Entonces ella sacó el pincel que ya estaba todo despatarrado y lo pasó por mi cachete para estamparme un odireuq que aún sigo leyéndomelo, dado vuelta, en un espejo.
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Juana en la frontera de Diego Slagter
Entonces ella sacó el pincel que ya estaba todo despatarrado y lo pasó por mi cachete para estamparme un odireuq que aún sigo leyéndomelo, dado vuelta, en un espejo.
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