Araucanía: el camino de los Templarios de Diego Furbatto
Llamó a Mara y le pidió que bombeara con una palanca, casi como Esteban habia hecho antes. El profesor, dentro de la caja, encendió un mechero mayor, que calentaba el aire que ella comprimía y al liberarse, poco a poco iba inflando un globo alargado: un pequeño dirigible.
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