Los crímenes del unicornio de Dickson Carter
Levanté la mirada hacia Evelyn, quien me la devolvió con un destello curioso de chiquilla medrosa. Entre la penumbra parecía una mancha blancuzca matizada por la roja punta de su cigarrillo. Los poderosos lamparones callejeros guiaban a los transeúntes entre los árboles, y Paris todo se revistió, de súbito, de un resplandor pálido semejante al de la luna llena. Con todo, el aire olía a borrasca. Un trueno restalló en lontananza.
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