El Infierno de Los Jemeres Rojos: Testimonio de una superviviente: 70 de Denise Affonço
Debo confesar que, pese a mi gratitud hacia Francia, mi tierra de asilo, mi moral estaba en su punto más bajo. Aun así, no me desanimé, si bien el universo idílico que siempre me había hecho soñar, que todavía hace soñar a tantos seres humanos del Tercer Mundo, solo fuera un espejismo, porque había que trabajar duro, luchar cada día para no ser engullido, para ser aceptado y llegar a integrarse. ¿Pelear? No hacía otra cosa desde 1975, más o menos...
|