Una Tumba Para Boris Davidovich de Danilo Kis
Karl Taube, hijo del farmacéutico, soñaba como otros tantos niños provincianos con el feliz día en el que, a través de los gruesos cristales de sus gafas, miraría por última vez su ciudad, desde la distancia impuesta por la despedida, como a vista de pájaro, como se observan a través de la lupa las disecadas y absurdas mariposas amarillas en el álbum de los días de bachillerato: con tristeza y náuseas.
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