Voces al amanecer y otros relatos de Clara Pastor
"En este estado de zozobra la música era lo único que lo calmaba. El piano, preferiblemente, por su pulcritud y por las asociaciones que lo transportaban a la casa de su infancia y a un tiempo de edades ideales. No era una casa en la que reinase la alegría, pero él y su hermana eran niños, la condición necesaria para que su madre regresara en la figura de una mujer aún joven, anterior a la que una larga viudez fue marchitando."
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