El libro de los accidentes de Chuck Wendig
Al principio lo mantienes a raya, intentas contenerlo. Pero es como el agua de las mareas, que no deja de romper contra tu playa y se lleva un poco de tu arena cada vez que lo hace, día tras día. Te sala y te encurte como si fueses carne de cerdo. Se cuela en tus entrañas. Terminas por reconocerlo. Me refiero al Mal.”
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