El hombre negro de Carmen de Burgos
En el pueblo los hombres lo disponían todo; ellos eran los que tenían siempre razón. Las mujeres habían de cuidarlos y servirlos; la ropa de ellos habría de estar pronta y planchada, aunque ellas estuviesen medio desnudas. El bocado preferido en la mesa era para el hombre; este no podía esperar ni ser discutido. Podía salir, divertirse, cometer infidelidades.
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