Ora Pro Nobis de Carme Arrufat
Las paredes de un convento pueden convertirse en una cárcel, sobretodo cuando, después de treinta y dos años, una todavía no ha conseguido adivinar por qué se encuentra entre ellas, a no ser que fuera por rendir homenaje al nombre del recinto: Convento de la Virgen de la Perpetua Penitencia.
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