Eloy de Carlos Droguett
...no hay flor más mujer que la violeta, enferma, delicada, frágil, transparente de lágrimas, trémula y trágica, presente y ausente, real e irreal, ni más hembra, directa, sensual de repente y sin aviso, ardiente y carnal, llameando y llamando, que la rosa real de la vida, sólo real, la mujer es lo que piensas. se había sentido sentenciado, inseguro y fatalizado y era nada más porque estuvo inmovilizado e inmóvil, solo en la pieza, solo sin nadie, perfectamente solo, vacío y vago, a merced de los recuerdos, para que te picoteen, te escarben, te tricen, con el remordimiento y el anzuelo del viejito lacrimoso y teatral y la mujer resplandeciendo y ardiendo para nada, para ninguna aventura y desventura con esos ojos enormes de balde que le quería mostrar y ofertar, para que adivinara todas sus dolorosas e inconsolables caídas y recaídas en ellos...(página 43).
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