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La otra gente de C. J. Tudor
Estar desaparecido no es lo mismo que estar muerto. En cierto modo, es peor. La muerte reviste un carácter definitivo. Nos permite llorar la pérdida, celebrar actos en memoria del difunto, encender velas y colocar flores. Decir adiós. Estar desaparecido es como estar en el limbo. La persona se encuentra atrapada en un paraje extraño y sombrío donde la esperanza brilla con luz tenue en el horizonte, y la angustia y la desesperación sobrevuelan en círculos, como buitres. |