La otra gente de C. J. Tudor
En otro tiempo, se habían amado con locura, sin tregua. Pero el amor apasionado siempre se debilita. Al igual que todas las cosas, el amor tiene que evolucionar. Para sobrevivir, debe arder sin llama, no abrasar. Y aun así hay que cuidarlo para asegurarse de que siga despidiendo calor. Si se descuida durante mucho tiempo, el fuego se extingue por completo, y uno se queda rebuscando entre las cenizas aquella chispa del pasado.
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