Compré este libro por su sinopsis, pensando que sería un thriller entretenido cargado de misterio pero me encontré con algo completamente distinto, y no de una mala manera. Es una novela... complicada. Si la forma de narrar de este protagonista no te llamó la atención en el primer capítulo es más que obvio que lo vas a abandonar porque tiende a ser muy lento y filosófico. Parte de un tema o de una situación en particular y se va y se va y se va... y después retoma desde donde estaba. Es un libro en el que no tenés que concentrarte en la trama, sino en las partes en que el protagonista "se va por las ramas". Eso es lo que le da grosor al libro y lo que convierte a una historia simple en algo sumamente complejo. El misterio principal queda completamente de lado, no es para nada un policial ni un thriller de misterio. Abarca temas como la familia, el amor, el paso del tiempo, los padres... pero sobre todo es un libro acerca de por qué decimos mentiras y todas las consecuencias que conlleva sostener una mentira por tantos años. Sam tiene reflexiones bastante interesantes y hace afirmaciones fuertes, su personalidad estuvo muy bien trabajada. Pero los demás personajes también tienen lo suyo. Todos son tan distintos y tan bien caracterizados que asombra. Sam no es un personaje del todo agradable pero al finalizar el libro no pude no sentir empatía por todo lo sucedido. Además, creo que la traducción ayudó bastante, era bastante llevadero y entretenido. Lo más interesante fue el anexo al final, donde el protagonista tiene una conversación con el autor del libro. Me pareció innovador y le da un cierre justo a un libro tan... diferente. Es un libro que se queda con vos después de leerlo, tiene muchas filosofías que quizás uno nunca tuvo oportunidad de analizar. Puntos de vista interesante sobre la forma de ver la vida. + Leer más |