Unas vacaciones en invierno de Bernard MacLaverty
Se quitó las gafas y se inclinó para mirarse más de cerca en el espejo. Qué extraños eran los ojos cuando miraban ojos. Verse los ojos usando los ojos. Pero la herida iba por dentro, no se reflejaba. Gerry le había dicho una vez, en mitad de una discusión, que él no creía en el alma, pero que, si por casualidad existía, la de Stella sería como una cuchilla de afeitar.
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