Tres noches de Austin Wright
La cuerda estaba atada, le atravesaba el vientre, sujetando los potros en el corral para que no saliesen disparados, pero no paraban de corcovear. Los ratones de campo se escurrían por debajo de la cerca. Si ésa era realmente la gran noticia, se preguntó por qué ya no parecía importante. (...) En realidad, él no deseaba morir, quería que acudiesen a salvarlo. (...) Lo único que sabía definidamente era esto: ahora era libre de proseguir su viaje |