Nadie me contó de Astrid Gil-Casares Marlier
... durante una escapada romántica (que simplemente acaba no siendo romántica porque te vuelves consciente de que sus caricias, esas caricias que tanto bien te habían hecho, ya no son tan genuinas ni tan tiernas, y de que tú, probablemente, ya no las deseas tanto, como tampoco desea sus besos... a pesar de seguir ambos fingiendo, disimulando, acariciándoos y besándoos porque... hay que acabar el viaje)
|