Las hazañas del Brigadier Gerard de Arthur Conan Doyle
Vimos entrar a Lasalle, que era nuestro coronel. Ya saben que era un buen mozo, con aquel uniforme azul celeste de húsar, que le sentaba divinamente. Los oficiales jóvenes estábamos tan entusiasmados con él, que habíamos tomado la costumbre de jurar, de jugar, de beber y de hacer mil diabluras, sencillamente para parecernos a nuestro coronel.
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