El ruido de una época de Ariana Harwicz
A mí siempre me obsesionó el hecho de que existan las palabras. Ese correlato tan perturbador entre vivir y ha-blar, escribir y leer. Que podamos oír y decir palabras de alguien que vivió hace mil años, que acaba de morir, que está embalsamado. Cómo puede ser que exista la palabra crepúsculo y que exista, a su vez, el crepúsculo. Cómo puede ser que exista la palabra pesadilla y que se parezca, en efecto, a tener una pesadilla, todo eso tan borgeano, que varía en cada lengua. |