M. El hombre de la providencia de Antonio Scurati
Es él el primero en saber que ha fundado su poder sobre una máquina colosal de fango, una fábrica de descrédito general de ciclo continuo, tan grande y poderosa que no permite ya discernir entre la verdad despiadada y la calumnia, discernir la sutil frontera entre vicio y culpa, entre error y crimen, entre debilidad e ignominia, entre un hombre honrado y un malhechor.
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