Adiós, París de Anstey Harris
De niña yo era tan tímida que me quedaba paralizada. Llevaba mi chelo como una armadura, me escondía detrás de su escudo y dejaba que él hablara por mí. Me mantenía ocupada ensayando, y vertía toda mi ansiedad en la música en lugar de entablar amistades. Mi forma de ser no ha cambiado mucho.
|