Andreas Pflüger
A Aaron siempre le gustaron los que no alardean aunque podrían permitírselo. Los que tienen cierto descaro y, aun así, son educados, no les dan demasiada importancia a sus músculos y leen a Max Frisch.
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Andreas Pflüger
A Aaron siempre le gustaron los que no alardean aunque podrían permitírselo. Los que tienen cierto descaro y, aun así, son educados, no les dan demasiada importancia a sus músculos y leen a Max Frisch.
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