El color de las cosas invisibles de Andrea Longarela
No siempre es posible guardar un secreto. No somos conscientes de que el cuerpo se rige por sus propias reglas y responde ante los estímulos de un modo muy concreto. Da igual lo que intentes ocultar que alguien te gusta, puede incluso que ni tú mismo lo sepas, porque cuando la persona que te atrae está cerca las pupilas se dilatan. Aquella noche, los ojos de Jack eran más negros que nunca. |