Todo eso que nos une de Ana Campoy
Los designios del destino son impresionantes. Imprevisibles. Y un poco idiotas. Son tan caóticos que nos obligan a bailar sin sabernos previamente los pasos. Pero tal vez ahí se encuentre la belleza, en el placer de improvisar. En dejar fluir las notas. Huir del miedo. Ignorar el ritmo del diapasón.
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