No temas al amor de Alice A. Cross
—Me gustas más así. —¿A qué te refieres? —levanta una ceja confundido y me mira por el rabillo del ojo esperando que diga algo más. —Cariñoso. Dulce. Este eres tú, realmente, no el que nos quieres hacer creer. En el fondo sigue siendo el chico que conocí hace cuatro años. —No sé de qué hablas —su voz suena más grave y parece molesto—. Madison déjalo. |