Alberto Vázquez-Figueroa
Por ello, tras haber visto a los pescadores del Mar Rojo, de Ceilán, y, más tarde, los de las islas del Pacífico, no puedo contemplar en una garganta de mujer un collar de perlas sin pensar en los mil sacrificios, las horas de esfuerzo y las vidas que habrá costado.
|