Hussar Rocca de Albert Jean Michel De Rocca
... Dejábamos nuestra fogata para ir entre la de nuestros camaradas. Ahí, pasábamos las largas noches bebiendo y hablando de los eventos presentes de la guerra, o bien escuchando relatos de las campañas pasadas. A veces un caballo, atormentado por el frío del rocío, en camino del día, arrancaba la estaca a la cual estaba atado, y venía dulcemente avanzando su cabeza cerca del fuego, para recalentar sus narices, como si ese viejo servidor hubiera querido recordar que él estaba también presente en el encuentro que se contaba.
|