Cambiar de idea de Aixa de la Cruz
Se vive mejor en el epicentro del terremoto ajeno que en el temblor propio, y por eso fui tan feliz en mi otra patria. Sus cadáveres me distraían de mis rasguños. La amenaza de estar a punto de pisar una serpiente de cascabel o de sufrir un secuestro o de presenciar la última performance macaba del narcotráfico me entretenía.
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