Nocilla Lab de Agustín Fernández Mallo
[...], volvíamos al único paraíso que existe, la infancia, aquel en el que el tiempo está por construir y por lo tanto es infinito, ese paraíso que ya de mayores reconstruimos en cada día de asueto, en cada periodo vacacional, malas recreaciones de aquel espacio infantil, para eso trabajamos 11 meses al año, para ser niños el mes 12, [...].
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