Los libros que devoraron a mi padre de Afonso Cruz
En la literatura, una sola planta resulta insuficiente. Funciona para la construcción civil, es cómodo para quien odie subir escaleras, útil para quien no pueda subirlas, pero la literatura necesita pisos que se acumulen uno encima del otro. Escaleras y peldaños, letras por debajo, letras por encima.
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