¿Para qué sirve realmente la ética? de Adela Cortina
Para forjarse la propia conciencia es necesario buscar buena información, dialogar con otros que merecen confianza, tener la intención de acertar, no dejarse seducir por patrañas, forjarse un buen criterio para discernir entre lo verdadero y lo falso, entre lo justo y lo injusto. Y lo mismo ocurre con la libertad de expresión, que no significa patente de corso para desacreditar a personas por antipatías personales, difundir cualquier cosa boca a boca o por la red, aunque sea mentira. En un mundo de enredos generalizados en el que resulta casi imposible percibir el perfil de lo verdadero y lo justo, sin libertad de expresión responsable ni siquiera podemos saber dónde estamos. Pero además dañar a otros por pasar el rato o por perjudicarles es de canallas.
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