Manon Lescaut, del Abate Prevost, inspiró la famosa y bellísima ópera de Giacomo Puccini. Tuve que leerlo para la facultad, y no puedo decir que me haya encantado. Se trata de una narración enmarcada donde el narrador conoce por casualidad a un hombre llamado De Grieux que enfermo y desmejorado va por los caminos de Francia siguiendo a un carromato de la policía donde trasladan a un grupo de jóvenes para deportarlas a Nueva Orleans. De Grieux le contará su historia al narrador, dando lugar a la historia central de la novela: la del accidentado romance entre De Grieux y Manon Lescaut, que deciden enfrentar a sus familias y a la sociedad procurando conseguir una vida juntos sin estar casados y sin tener un centavo. Manon y De Grieux intentan sobrevivir mintiendo y estafando a medio mundo, entre ellos al mejor amigo de De Grieux, que como el perro fiel volverá una y otra vez a su rescate a pesar de haber sido burlado, y a personajes importantes, poderosos o peligrosos que no les perdonarán la ofensa. Me resultó difícil empatizar con los protagonistas. Manon es una niña caprichosa que actúa impulsivamente, y como personaje tiene poca tridimensionalidad. De Grieux, con tal de cumplirle los deseos a Manon, va cayendo más y más bajo, en una degradación física y moral que parece un tanto innecesaria. Sin embargo, algunos pasajes son sumamente bellos y poéticos, y hacen que valga la pena la lectura, como el final (pero no voy a spoilearlo). La dama de las Camelias, inspirada en Manon Lescaut, es superadora, en mi opinión. + Leer más |