La última canción de primavera de Sergio Hernández Carrasco
Allí solos, perdidos en mitad de las interminables calles vacías de Tokio, ambos parecían dos satélites sin rumbo dando vueltas incesantemente en el abismo más infinito. Atraídos por algún viejo planeta desconocido y remoto. Olvidados, aunque unidos en la abrumadora y densa soledad del espacio.
|